Muda

Estaba distraída y cayó un silencio en mi cartera. No me lo quise robar, en serio, no me di cuenta. No sé de quién es, pero a mi me queda grande. Es pesado el silencio, como un ladrillo en el fondo. Me duele el hombro y se me encorva.

Voy tomando gritos prestados de todos lados y, tímida, me los pruebo. Me quedan chicos. Necesito un grito a la medida de mi garganta y del resto de mi cuerpo. Soltarlo donde haga eco y que aturda.