Enchastre

Dejé una palabra

apoyada en la almohada

y se hundió para siempre

entre miles de plumas.

Pequeña y suave

la  había untado en miel

después de redondearle

los bordes, de a uno.

Quién hubiera dicho

que un bicho como yo

tendría paciencia

para vivir cien años.

En la penumbra de la noche

hurgo el fondo de mi cama

tiene una costura

descosida.

La abrí hace un tiempo

distraída

rumiando versos

impronunciables.

Tarde o temprano

me quedo dormida

masticando la espuma

de mi excavación.

Me acunan las alas

de una polilla

tiene la piel

azucarada.

No hablamos

nosotros insectos

se nos entreveran

las partes.

Las plumas brotan

de la almohada melosa

qué enchastre más lindo

me siento feliz.