Qué hora es

 

Mi mamá siempre quiso una bañera con patas de bronce

como la que tuve en Tucumán.

Cuando estaba muy triste

me sumergía en ella por horas

una especie de útero raído por los años.

Miraba mi cuerpo lejano

hasta que el agua se enfriaba por completo

y me veía obligada

a volver a nacer.

Me tropiezo en la calle

es tarde o temprano

la luz es cálida y el viento sopla.

Se me secan los ojos, me pierdo en el barrio

de tanto mirar

lejos.

Una terraza, un tanque de agua

abajo un balde

para los perros.

Si pudiera sumergirme

me tomaría un ratito

ya estoy acostumbrada

a cambiar de piel.